domingo, 4 de mayo de 2014

Caleidoscópica


La mañana es gris tan sólo cuando más gris se está. Entonces es fría, fría como la escarcha, pero no más fría que la mismísima indiferencia.
Más espantosa es aún, si se tiene turno a primera hora con el médico que dice ser médico, que me ha se sentar sobre la camilla que pinta ser una camilla, en el hospital que parece ser un hospital.
Pocos, como yo, lo cuestionan todo. Partiendo desde lo más recóndito, hasta lo más palpable. Pero aqui, la gran mayoría parece no querer saberlo, y cada cosa no es ni más, ni menos, lo que es.
La moda es darlo todo por sentado, con el objetivo de hacer a las cosas simples. Algo que no entiendo, ya que los individuos solemos ser bastante acomplejados.
Es esa propia monotonía subjetiva que los seres grises perciben, y catalogan de "objetividad", la que ocasiona que muchos de ellos contraigan síntomas tales como dudas y sospechas a lo largo del tiempo, desencadenando sutilmente la enfermedad mas letal de todas: la curiosidad.

-Lo que me temía... está caleidoscópica. Usted sufre de principios de caleidoscopitis. Sabrá que, una vez que se desata la enfermedad, no hay cura para ella. Ya no podrá regresar a la ordinariez -  contestó el profesional, que era más profesional que su profesión.

De inmediato y sin remedio, emprendí un viaje al interior. Pero no al interior de la República, más bien tomé la ruta emocional, transitando la mente y el corazón, entre otros órganos de los que nadie se acuerda. Había hecho las valijas para llevarme la nada, y olvidarme de todo. Estaba en marcha, no existía innecesaria razón para intentar impulsivamente volver atrás.
Resultó ser un viaje costoso, tan costoso como caminar descalzo sobre un millón de piedras. Los minutos dormían eternos sobre los días, mientras yo me sumergía en un cóctel sensasional y sensorial. Aquellos tonos grises que alguna vez se apoderaron de mi piel se iban desvaneciendo con cada uno de mis pasos, dejando que nuevos colores se adentraran en mí cuerpo, enfatizando mi escencia hasta su máximo explendor.  
Luego de unos cuantos días, amanecí radiante y alegre, tecnicolor. 
Y en el mundo en donde hoy habito, lo que es, es, y es más de lo que es, como también puede ser menos de lo que dice ser.
No hay pretexto con suficiente autoridad capaz de discernir lo que es, de lo que no. Lo verdadero depende únicamente de lo que uno otorgue de sí mismo. Por lo cual, de manera individual, cada uno expone su verdad, su realidad, con otro color. Y, por ende, las percepciones sobre el otro son mas claras, y se pasa a mejor vida.
Entonces, el más "enfermo" pasa a ser el más "sano" y viceversa.
Me transformé en un calèi más en esta descomunal comunidad en donde vivo. Pienso, actúo y siento en pos del progreso y no del retroceso.    
Plena de curiosidad, sin perder la cordura. Firme sobre mís pies, siendo mi propia ley, entendí que no hay nada que ocultar en la tierra del caleidoscopio, porque todo es visible y sensible al alma. Y el alma es la esencia de todos. Así es como nos conocemos aquí.


[Escrito el miércoles 2 de Enero del 2013. Siempre rescatado.Un sobreviviente.]


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